Recuerdo perfectamente cuando conocí a Sirey, y todavía hoy podría decir que me enamoré de ella casi al instante. Vi a una mujer con una gran energía, divertida, creativa, profesional y auténtica. Con el tiempo, me enamoré prácticamente de todo lo que hace: bailarina, poledancer, acróbata, stripper… una artista polifacética.
Así que, en la celebración de su cumpleaños, nada podía salir mal. Además, Sirey unió fuerzas con otro proyecto que me encanta y que resulta muy inspirador: Witches and Bitches, que no es solo una tienda de ropa y complementos dark y fetish, si no que cuenta con una barra de pole dance y que se ha convertido en un espacio seguro para las almas libres de Barcelona.
La fiesta se celebró en El Convento, un club ambientado como mazmorra BDSM, telón de fondo perfecto para una velada marcada por la teatralidad, el erotismo y la libertad. Yo ya había estado anteriormente en este club, pero en esta ocasión había un ambientazo tremendo. La temática giró en torno a lo eclesiástico: monjas, curas y símbolos religiosos reinterpretados con ironía, sensualidad y provocación. Ayudaba a animar el ambiente no solo la gente, la música y las performances, también el mercadillo de marcas de diseñadoras locales, como Iona Smith y Nyxia, que completaba el ambiente creativo y alternativo del evento.
Desafortunadamente no pudimos llegar a primera hora al evento, donde más de quince performances desfilaron sobre el escenario. Entre los números de pole dance, La Galgue realizó un parto simbólico que lleno su camiseta de chorretones, Claudia Ribas nos dejó sin palabras con su melena y piernas ondeantes, Rodrigo deslumbró con su fuerza dentro y fuera de la barra, y Juan, divertido y atrevido, se arrancó la ropa como pocos para el disfrute de muchas. La actuación de Morrigan y Wild Pony fue para mi uno de los puntos más álgidos de la velada. Una monja exorcista y una criatura venida de un universo paralelo de látex iniciaron un ritual nada ortodoxo en el que ofrecieron la comunión al público con un rosario surgido de las profundidades. Y para finalizar, la guinda en el pastel la puso Sirey, la protagonista de la noche, que nos deslumbró no solo con su energía, si no también con su corona dorada, dejando claro que haga lo que haga es la una reina que toca con sus tacones el cielo.
Hubo concursos y sorteos que mantuvieron a todos entretenidos y participativos toda la noche. El ambiente fue muy relajado, la gente estuvo divertida y entregada, y hubo mucha socialización. Fue maravilloso ver cómo cada une daba lo mejor de sí participando en la medida que le apetecía. La música también estuvo tremendamente acertada, yendo desde EBM más clásico a temas de darkwave más actuales y algo de petardeo, con temas de Boy Harsher o Fimosix. Al final, la homenajeada soplo una velas muy especiales y cargadas de magia sobre un cuerpo deseoso de emociones.
Como todo en la vida, me deje sorprender, ya que fui con la intención de quedarme un ratito, pero la energía del lugar y de las personas asistentes, me atrapó, y al fui la última en irme 🙂. Sali con el corazoncito lleno de emociones. Calidez, cercanía, calidad humana. Con mucha gratitud por la generosidad con la que las personas nos cuidamos en estos entornos.
Doy las gracias a personas que, como Sirey, se esfuerzan en crear estos espacios tan llenos de libertad, arte y creatividad donde podemos no solo divertirnos, si no sentirnos cómodas y seguras.



